Quedaba,
Darse
todo al ejemplo,
Y
en poco tiempo
Una
nueva estrella armada
Hacer.
P. Milanés
A 36 años del
asesinato de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo, el ejercicio de
recordar es doloroso. El 29 de marzo del 1985, aproximadamente los hermanos
corren de la emboscada sin salida, la orden era matarlos. Eduardo cae muerto de
inmediato productos de las balas directo a su pecho, mientras que Rafael que
iba más adelante, se devuelve para prestar ayuda a su hermano, pero una ráfaga
lo detiene, queda herido, parapléjico, sin posibilidad alguna de poder escapar,
pero consiente. Fue golpeado en el suelo con las culatas y las botas de los
uniformados, cuatro lo arrastraron y lo subieron a un vehículo policial, años
más tarde, uno de los autores confesaría, que Rafael fue conducido a un cuartel
policial, en donde es sometido a torturas, al asesinarlo, ambos hermanos de 18
y 19 años, fueron arrojados muertos en la calle, en Villa Francia.
La casa de los
Vergara Toledo fue allanada a las 21:30, destruyendo todo a su paso sin contar
con una orden judicial para ello. Luisa Toledo declara que durante el
operativo, los efectivos policiales le preguntaron cuántos hijos tenía, ella
respondió que cuatro, pero que acababan de asesinar a uno, uno de los oficiales
se puso a reír, ella no sabía que dos de sus hijos estaban muertos.
Los jóvenes,
fueron tirados muertos en la calle, su calle, esa que los hizo consecuentes, luchadores,
soñadores, que los vio crecer y defender lo que era su proyecto de vida para
este Chile oprimido.
Cada año volvemos
a traer al corazón y a la memoria,
hechos que cambiaron para siempre nuestras vidas.
Parto esta
crónica con ellos, para conmemorar en este nuevo 29 de marzo, a los miles que
ya no están.
Recordar,
es volver a pasar por el corazón.
En los años 80 se
recrudecieron el actuar salvaje de la tiranía imperante, ahí estábamos nosotros,
tratando de sobrevivir, de cuidarnos y mantener ese sueño de dignidad que nos dejara el compañero presidente en su
discurso final.
“El pueblo debe defenderse, pero no
sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede
humillarse. Trabajadores de mi Patria,
tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y
amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que,
mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por
donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva
el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!” (*)
Un nuevo marzo
llega, otro Día del Joven Combatiente se asoma, y a tantos años, parece ser que
estamos en el mismo lugar que hace 47 años atrás, quizás lo único nuevo es este
virus maldito que nos ha hecho ver con más crueldad, la sociedad que hemos
permitido se construya.
A la desigualdad,
la falta de justicia, el hambre, la educación, el endeudamiento, la salud precaria,
la cesantía, la pandemia y el cruel manejo político de ella, se suma el poder de un modelo criminal que ha
pactado el gobierno, el estado y el
empresariado, en contra de este pueblo que cada día debe recordar no callar.
La revuelta
popular del 18 de Octubre 2019, instaló la voz del descontento, miles salimos a las calles para decir basta, se
alzó la Primera Línea, hombres y mujeres, que como en el pasado, sintieron la
necesidad de defender el clamor de pueblo. Esta nueva defensa popular, está siendo
otra vez acorralada, como lo serían los jóvenes de los 80, las poblaciones han
vuelto a ser blanco constante de las fuerzas militares, que día a día hostigan
y persiguen a quienes han participado de distintas organizaciones, algunas
nuevas, otras presentes desde la dictadura, como los comedores solidarios.
Vemos como cada caso de apremios, son superados por nuevas violaciones a los
derechos fundamentales, no existe desde el INDH, una postura de rechazo frente
a este actuar demencial del gobierno y su fuerza represiva, desde este
abandono, se pide a organizaciones internacionales mirar hacia este sur del
mundo, este jaguar latinoamericano destruido a manos de la ambición de un grupo
poderoso.
Los jóvenes detenidos en el norte del país,
traen recuerdos de las caravanas que recorrían el territorio, montando
enfrentamientos falsos, dejando a su paso muerte y desapariciones, detenciones
arbitrarias se realizan casi todos los días, el actuar de una policía corrupta
transita impunemente gaseando a los pobladores, sin mediar en la presencia de
personas mayores y niños, como lo fue el caso de la menor en Bajos de Mena o la
detención a ciclista, que terminó con la cabeza rota de éste y la bota militar
sobre su mano, cuando la tiraron al suelo.
En los tiempos de
la Tiranía, la Primera Línea estaba representada por los grupos organizados,
nacidos de fracciones de partidos políticos o movimientos insurgentes, que ante
la desprotección que se vivía comenzaron distintas acciones para crear
conciencia, visibilizar la opresión y actuar contra el enemigo, hoy los jóvenes
actúan sin partidos que los direccionen, en rechazo a todo el modelo.
De estos jóvenes, hijos en la Tiranía,
nacieron muchos líderes, hoy me voy a
detener en uno en particular.
Marco Ariel
Antonioletti (**) : su mirada es algo que llevaré por siempre en mi memoria,
flaco, chascón y sus anteojitos redondos. El flaco llegaba a mi casa siempre cansado, yo
tenía unos 14 años o menos, él almorzaba
y se tendía a mi lado a ver una teleserie, era amigo de mi hermana mayor y era
como mi hermano también.
Ariel, Marco o el
flaco fue militante del Movimiento Juvenil Lautaro y dirigente de las FESES (
así lo conocí), fue detenido el 26 de octubre del 89, en Coquimbo, lo
torturaron en La Pampilla y le dañaron con
las torturas sus ojos, el diagnostico desprendimiento de retina.
Lo trasladaron a
la cárcel pública, allí comienza a recibir controles oftalmológicos semanales en
el hospital Sótero del Rio y era conducido hasta el hospital por gendarmes
custodios.
El MJL
o Movimiento Juvenil Lautaro, ejecuta una operación para liberar al flaco en
noviembre 1989, en el traslado al
hospital, sería rescatado por un grupo de compañeros, la acción fue precisa,
habían logrado el objetivo pero un disparo cobarde, como es costumbre por la espalda, deja herida a Marcela
Rodríguez, quien era la encargada de la casa de seguridad a la que sería
llevado Ariel. Al no contar con ella,
pues no pudieron rescatarla, el flaco fue llevado a la casa de Juan Carvajal
periodista del Fortín Mapocho y parte de la Concertación, él informa a Ricardo
Solari y este a su vez a Belisario Velazco, la casa de Villa Japón, fue allanada
la noche siguiente y Ariel es asesinado de un tiro en la frente, no hubo
enfrentamiento y se dice que le dispararon fue mientras dormía.
Las palabras de
la DC a través de Gabriel Valdés fueron:
“El que a hierro mata, a hierro muere”. No podía comprender lo que pasaba, era
mi hermano, mi amigo, nos perdimos tantos años, caminando las mismas calles sin
vernos, si hubiese sido más valiente, si tal vez con más años hubiese
comprendido a fondo lo que venía, pero la vida nos separó dos veces, la primera
vez, mientras era un líder y la recuperación popular era el triunfo al final
del día, yo iniciaba trabajo barrial en Lo Hermida, la segunda cuando en
quienes habíamos depositado la confianza lo mataban. Ellos LA OFICINA,
terminaron con la vida del flaco.
Tiempo después y escribiendo para una revista,
visité a Marcela Rodríguez en el Barros
Luco, no pude hacerla, me di cuenta que solo quería verla para saber por qué,
quería por medio de ella despedirme, me
habían arrebatado a un amigo y sería el primer ejecutado en democracia.
Pasan los años y
seguimos caminando fechas, seguimos sumando años de injusticia y
de silencios
pactados.
Cuando salgo a la
plaza y veo a tantos niños y jóvenes, veo a Rafael, Eduardo, Araceli, Jécar,
Pablo, Tatiana, Raúl, Cecilia, Rodrigo y también veo al flaco en cada uno de esos cabros que
dan la vida, que tienen los mismos sueños que mis hermanos grandes tuvieron,
los veo levantarse sin tregua, hasta lograr llegar a ese pedazo de tierra en el
que se disputa la Dignidad, cuanto ha significado ese pequeño espacio en el que
se han dejado vidas, se han generado sueños, se ha reactivado la esperanza por
la lucha y se han cultivado las amistades; cuando a veces nos trenzamos en un abrazo
rápido entremedio de las carreras enfrentando la repre, recuerdo las palabras
de Luisa Toledo: “Ser joven vuelve a ser peligroso”
Nada ha cambiado
y los muertos los sigue poniendo el pueblo, esos jóvenes de antes no creyeron
en la llegada de la Democracia, hoy
nuevamente no creen en la clase política, no los representa, como podrían
creer, si a espaldas de nosotros negociaron mantener a este gobierno, cuidando
de sus intereses y empujando al pueblo y a los jóvenes a la cacería por parte
de las fuerzas del orden. La corrupción
en la que está sumergido nuestro país, hace urgente que se comprenda que la
política es una extensión de la opresión por distintos mecanismos, que la lucha es de
clases y que debemos estar alertas, que si existe una posibilidad de salvar la
constituyente hay que hacerlo, que no hay movimientos ni partidos que nos
representen, que la negación del pasado y de este presente no nos ayuda, la
represión se ha dejado caer nuevamente en los territorios y las poblaciones
nunca han dejado de ser violentadas, hoy además deben resistir a dominio de narcotraficantes
en complicidad con la policía que se demuestra ante ellos sorda y ciega. No podemos
ceder ningún espacio, el respeto por nuestros muertos no se transa, que los
candidatos no pueden caricaturizar la persecución, en comentarios indolentes y
populistas, como mencionar que un centro de Tortura es un chilenismo, señor
candidato sus palabras solo generan más asco hacia su clase.
Cuando hablo de
que nada ha cambiado, es comprendiendo que los países latinoamericanos (en la
realidad que nos toca), siempre estaremos a merced de experimentos
sociales. La lucha entonces, reviste de
una importancia vital, en la
recuperación de la dignidad de todo nuestro pueblo, merece el trabajo de
cada uno, la participación popular es importante, querrán quebrarnos una y otra
vez, meterán sus tentáculos donde puedan, no querrán soltar sus privilegios, lo
importante es que nosotros abandonemos la posición de comodidad y empecemos a
hablar en nuestros pequeños espacios, contar lo vivido, recuperar la memoria de
quienes ya no están para los que vendrán.
La revuelta trajo nuevos nombres, nuevos muertos, nuevos lutos, Luisa Toledo, sabe de aquello, cuando se comienza a poner de pie, una nuevo relato sobre el asesinato de sus hijos la vuelve a quebrar, pero la fuerza que la mantiene es la memoria de sus hijos. Cuidemos de ella también.
Hoy en un nuevo ciclo de la
memoria, nuevas madres claman justicia, por Yoshua, Romario, Kevin, Manuel,
José, Maicol, Robinson, Abel, Mauricio, Cristian, el Pancho…no queremos más
muertos, queremos un Chile digno, queremos que la memoria nos acompañe, sin deudas
ni juicios por cumplir.
Nadie está olvidado.
Nada está olvidado.
Paula del Rio
Cronista DDHH
(*)
Último discurso del compañero Presidente Salvador Allende G.
(**)
foto prensa Opal
Estas
letras se han escrito con hartas lecturas diversas y mucho dolor, costó sacar
un pedazo de la historia para compartirla
Dar
las gracias a quienes compartieron su visión del pasado y futuro para poder
construir esta crónica.
@BrennusVaccare
@Husares1818
@Encamino13
A
mi gran amiga y compañera Javy , quien baila nuevamente con la rebeldía.
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